domingo, 7 de agosto de 2011

Tatuaje



Sólo ella podía competir con la belleza de la flor, y pensó en la manera de fundirse y ser únicamente un mismo sentimiento, así ya no sería su rival.
La flor también la miraba con envidia, deseaba tener la tersura de su piel y no morir cada primavera,  imaginaba cuál sería la manera de soldarse y ser una misma alma. Al cerrar los ojos ocurrió algo mágico, se unieron en un enigmático tatuaje, jamás se separarían, ya eran una, después de un gesto de asombro, empezaron a asimilar su nueva condición.