sábado, 27 de agosto de 2011

El coleccionista



Se acicaló como otro domingo cualquiera, pero éste era algo especial, un bonito día de otoño, tan apacible, con una temperatura suave, invitaba a pasear. Por la calles ya se apreciaban la hojas amarillas golpeando suavemente el suelo, le encantaba darles patadas y sentir como crujían bajo sus zapatos.
Después de una larga caminata llegó a su destino: "La Plaza Mayor", allí se arremolinaban todo tipo de puestos, gente que vendían monedas, otros intercambiaban sellos, era el paraíso del coleccionista; él se dirigió a saciar lo que era su pasión: las fotos vintage, estuvo ojeando durante un rato, un buen número de originales, hasta que apareció ella.
¿Quién sería? Tan elegante y vestida de Balenciaga, desde entonces ocupa un lugar destacado de su salón.