sábado, 29 de diciembre de 2012

Neo Hong Kong



Como cada día ella se levantaba para buscar alimentos, ya no quedaba nada del antiguo Hong kong, sólo algunos edificios emblemáticos. La explosión de la potente supernova, seguía irradiando su carga letal; lo que antaño era un estilismo de peluquería, hoy resultaba ser una protección para sus delicados ojos, un pelo espeso lleno de tintes que repelía con poca eficacia los poderosos rayos GRB emitidos por la estrella, dichos rayos habían destruido ya la capa de ozono.
Ella pensó - ya queda poco...-.
Otro día más, año 2 después de la hecatombe.